Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Si el presidente Andrés Manuel López Obrador dio la instrucción de dar un golpe al resultado electoral en la Alcaldía Cuauhtémoc, que perdió su partido, sería responsable por comisión. Pero si no dio esa orden y como toda su gente se está moviendo en esa estrategia golpista sin que los frene, sería culpable por omisión.
Evidentemente AMLO está enterado que hay toda una estrategia de torcer la voluntad popular que el pasado 2 de junio decidió votar en su mayoría por la oposición en esa demarcación, y por ello ganó la candidata de la coalición Va X la Ciudad de México, Alessandra Rojo de la Vega.
Sin embargo, toda la gente del presidente no acepta esa derrota de la candidata de Morena, Catalina Monreal, y desde la misma noche de la elección en vez de reconocer el resultado, implementaron una estrategia de fraude, utilizando las instituciones del Gobierno de la Ciudad de México y otras de la capital. En casi dos meses, lo único que han obtenido son derrotas, hasta hoy 8 consecutivas, que los exhiben como falsos demócratas, como golpistas.
Toda la gente del presidente ha expresado su postura pública y ello es una forma de tirar línea contra Rojo de la Vega. Son personajes de alto nivel: Claudia Sheinbaum, la ganadora del cómputo electoral presidencial; Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX electa; Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado y futuro coordinador en la Cámara de Diputados; Martí Batres, jefe de Gobierno; Ulises Lara, encargado de la Fiscalía General de Justicia CDMX, y hasta el secretario de Seguridad Ciudadana de la capital, Pablo Vázquez, quien repetirá en el cargo.
Les interesa en especial la Cuauhtémoc, porque es la sede de los Tres Podres, ahí vive López Obrador y vivirá Sheinbaum, quien dijo el pasado 8 de julio que estaba a favor del recuento total de la elección de la Cuauhtémoc, lo que se interpretó por supuesto como la línea oficial para presionar al Tribunal Electoral de la Ciudad de México (TECDMX), que cumplió su voluntad.
Antes, Brugada hizo un acto público con Catalina Monreal el 4 de julio, con el alegato de que su postura era contra el supuesto “fraude” en la Cuauhtémoc, porque Morena no acepta que en colonias tradicionales de clase media, como Condesa, Roma, Juárez, Cuauhtémoc, San Rafael, Santa María, la gente rechazó el cacicazgo de 9 años de Ricardo Monreal, pues los servicios en esa zona son un desastre, y autoridades de la Alcaldía se la pasan extorsionando. A él le atribuyen de manera directa haber movido influencias con el presidente del TECDMX, Armando Ambriz, como parte del golpismo electoral en la Cuauhtémoc.
Evidentemente con el aval de Martí Batres, su subordinado, el secretario de Seguridad Ciudadana, en privado y en público ha asegurado, sin pruebas, que el ataque a balazos que sufrió Rojo de la Vega en campaña fue un “autoatentado”.
Pero no quiere ver el cúmulo de irregularidades que ha cometido la gente de la Fiscalía, cuyo encargado es el abogado patito Ulises Lara, también respaldado por Batres, su cuñado. En vez de encontrar a los verdaderos responsables, todavía el viernes pasado emitió un mensaje en el que dijo que “su evidencia” apunta que el ataque a la candidata fue “cuidadosamente preparado”. Ella negado en todo momento lo del “autoatentado” y acusa a Vázquez y a Lara de revictimizarla.
De consumarse el golpe en la Cuauhtémoc, AMLO sería responsable por comisión o por omisión. Si es demócrata como se jacta, los puede frenar. Lo veremos.